El Cadejo
The legend of El Cadejo is a story told among the drunks and lowlifes of Guatemala.
According to legends in Guatemala, El Cadejo is a spooky animal that appears on out of nowhere. The most popular version of this animal is the black dog with red eyes like fire. It is believed that the dog cares for those who get drunk and roam the nights helping them find their way home or sleeping near them to prevent them mugged or beat.
One day, Juan Carlos, a 14 year old boy, decided it would be a bright idea to follow his older cousin to a poker game, even though he couldn’t go because he was too young. He caught up with his cousin Axel, who had practically raised Juan Carlos. Axel didn’t mind having his younger cousin around; he just didn’t want Juan Carlos to get into any trouble. They walked to their friend’s house and started playing poker. As the night went by, the boys were drinking and getting rowdy with each other. Axel told Juan Carlos to go home because he had school the next day. Sad and a little drunk, Juan Carlos left the house and started his journey home.
Shortly after, Axel started making his way home around 4 in the morning. When he got home, he realized his grandmother was sitting in the front porch with a belt in her hand. “Grandma! I’m 18! I can come home when I want!” Axel yelled at his grandma Ms. Panchita. Ms. Panchita was an old lady with grey hair and rough skin. She was infamous for being an old lady with a sailor’s mouth. “I don’t care about you s.o.b! Where is Juan Carlos?!” Ms. Panchita yelled. She had woken up when the dogs started barking due to Juan Carlos sneaking out.
Axel started to worry and didn’t want to tell his grandmother that he told Juan Carlos to walk home alone. He knew that the second he told his grandmother that he let his cousin drink, he would get hit with the belt. “I’ll go look for him grandma, don’t worry.” “Damn right you will, and when you bring him back I’m going to make you both remember to never wake me up in the middle of the night.” Axel grabbed his bike from inside the house and started riding back to his friend’s house.
When he got to his friends Gilmar’s house, he rushed inside hoping Juan Carlos would be there. Gilmar told Axel that he hadn’t seen his cousin since last night and offered his help to look for him. They both started thinking of places where Juan Carlos could have gone. After checking every possible road, Gilmar suggested they went behind the bad in town to see if he could have possibly gone there. They lived pretty far from the bar and didn’t see how it was possibly for Juan Carlos to get there but they went anyways.
When they got to the bar, they walked behind where all the men usually hung out after being kicked out for having one too many drinks. Axel and Gilmar were relieved and scared that they had found Juan Carlos. Juan Carlos was passed out with all the other drunks and was snuggled up next to a black dog. When they tried waking Juan Carlos up, the dog woke up and started growling at the boys. His red eyes beamed at Axel and Gilmar and his sharp teeth were all showing. Juan Carlos woke up and calmed the dog down and greeted his cousin and friend. “Hey! How did I get here?” When the dog noticed that the boys weren’t there to harm Juan Carlos, he stood up and walked away. Right before their eyes, the black dog disappeared into thin air.
“El Cadejo!” Gilmar shouted as he did the sign of the cross on his forehead. The boys had heard stories of the black dog and how he was the protector of the drunks. Juan Carlos remembered how he was walking home when a white dog appeared. Before Juan Carlos could get close to the white dog, the black dog approached him and started fighting the white dog. He explained how the black dog won the fight, and took Juan Carlos to a safe place to sleep. (the bar).
“Good thing he won.” Gilmar said. Axel asked why and Gilmar replied “The white dog is evil. He was taking Juan Carlos to his death.” Axel grabbed his cousin and dragged him all the way home. From that day on, he never left him alone.
El Cadejo
La leyenda de El Cadejo es una historia que se cuenta entre los borrachos y maleantes de Guatemala. Según las leyendas en Guatemala, El Cadejo es un animal misterioso que aparece en la nada. La versión más popular de este animal es un perro negro con los ojos rojos como el fuego. Se cree que el perro se preocupa por los que se embriagan y deambulan por las noches ayudándoles a encontrar su camino a casa o durmiendo cerca de ellos para evitar que los asalten o golpeen.
Un día, Juan Carlos, un niño de 14 años, decidió que sería una brillante idea de seguir a su primo mayor a un juego de cartas, a pesar de que no podía ir porque era demasiado joven. Él se encontró con su primo Axel, quien prácticamente había criado a Juan Carlos. Axel no le importaba tener su primo más joven alrededor, él simplemente no quería que Juan Carlos tuviera problemas. Caminaron hasta la casa de su amigo y empezaron a jugar cartas. Mientras la noche pasaba, los chicos estaban bebiendo y empezaron a pelar entre ellos mismos. Axel le dijo a Juan Carlos que se fuera a casa porque tenía la escuela al día siguiente. Triste y un poco bebido, Juan Carlos salió de la casa y comenzó su viaje a casa.
Poco después, Axel comenzó a hacer su camino a casa alrededor de las 4 de la mañana. Cuando llegó a casa, se dio cuenta que su abuela estaba sentada en el patio de en frente con un cinturón en la mano. “¡Abuela! ¡Tengo 18! Puedo volver a casa cuando quiera. “Axel le gritó a su abuela, la señora Panchita. Sra. Panchita era una anciana con el pelo gris y la piel áspera. Ella era famosa por ser una señora mayor con la boca de un marinero. “¡No me preocupo por ti hijo de tu madre! ¿Dónde está Juan Carlos?”, Gritó la Sra. Panchita. Ella se había despertado cuando los perros empezaron a ladrar cuando Juan Carlos salió a escondidas.
Axel comenzó a preocuparse y no quería decirle a su abuela que le dijo a Juan Carlos que caminara solo a casa. Sabía que el segundo que le digiera a su abuela para que deje a su primo beber, ella le iba pegar con el cinturón. “Voy a ir a buscarlo abuela, no te preocupes.” “Claro que sí vas a ir, y cuando usted lo traega de vuelta voy a hacer que ambos se recuerden de nunca despertarme a media noche.” Axel cogió su bicicleta desde el interior de la casa y comenzó a ir de nuevo a la casa de su amigo.
Cuando llegó a la casa de su amigo Gilmar, corrió a dentro de la casa con la esperanza de Juan Carlos iba a estar allí. Gilmar le dijo a Axel que él no había visto a su primo desde la noche anterior y le ofreció su ayuda para buscarlo. Los dos empezaron a pensar de los lugares donde Juan Carlos podría haber ido. Después de ir por todos los caminos posibles, Gilmar sugirió que fueran detrás de la cantina en la ciudad para ver si él podía haber ido allí. Ellos vivían bastante lejos de la cantina y no veían cómo era posible para Juan Carlos llegar allí, pero fueron de todos modos.
Cuando llegaron a la cantina, caminaron detrás de donde todos los hombres por lo general se iban después de tener demasiadas bebidas. Axel y Gilmar se sintieron aliviados y asustados que habían encontrado a Juan Carlos. Juan Carlos estaba durmiendo con todos los otros borrachos y se acurrucó al lado de un perro negro. Cuando intentaron despertar a Juan Carlos, el perro se despertó y empezó a gruñir a los chicos. Sus ojos rojos con fuego miraron a Axel y Gilmar y sus afilados dientes se estaban mostrando. Juan Carlos se despertó y tranquilizó al perro y saludó a su primo y amigo. “¡Hola! ¿Cómo llegué aquí? “Cuando el perro se dio cuenta de que los chicos no estaban allí para hacerle daño a Juan Carlos, él se puso de pie y se alejó. Justo delante de sus ojos, el perro negro se desapareció.
“¡El Cadejo!” Gilmar gritó mientras hacía la señal de la cruz en la frente. Los chicos habían oído historias del perro negro y cómo él era el protector de los borrachos. Juan Carlos recordó que cuando el estaba caminando para su casa un perro blanco apareció. Antes de que Juan Carlos podría acercarse al perro blanco, el perro negro se le acercó y comenzó a pelear con el perro blanco. Explicó cómo el perro negro ganó la pelea, y se llevó a Juan Carlos a un lugar seguro para dormir. (la cantina).
“Lo bueno es que él ganó.”, Dijo Gilmar. Axel le preguntó por qué y Gilmar respondió: “El perro blanco es malo. Estaba tomando Juan Carlos a su muerte.” Axel agarró su primo y lo arrastró todo el camino a casa. Desde ese día, nunca lo dejó solo.